Me has preguntado acerca de mi fe, llámala religión, creencias, principios, manera de vida o lo que quieras. Para mi lo más acertado es el camino a recorrer.
Mi fe está en todo, en cada momento de mi vida, en cada cosa que pienso, en cada cosa que observo y en cada momento que vivo. Mi fe consiste en la esencia de mis pensamientos, convencimientos, observaciones y contemplaciones. La veo en las palabras de grandes pensadores, en los principios de grandes maestros espirituales (llámalos profetas, mensajeros de Dios, Manifestaciones de la divinidad etc.), en los actos buenos de cualquier ser, en la mirada de un niño, en el rostro de una flor, en la fruta de un árbol o la sombra que se extiende sobre mi cabeza en pleno verano, en el huevo de una gallina que representa su agradecimiento por haberle dado de comer, en la mirada y el lamido de un perro que no quiere separarse de su patrón. ¿Que más puedo decirte? En miles y millones de cosas que a lo largo y ancho de mi vida me ayudan a comunicarme con la esencia de mi ser.
Esta fe, no se limita en el marco de unas creencias determinadas en un libro o de pertenecer a un conjunto con una etiqueta determinada. No, es mucho más que eso. Es muy antigua, muy anciana, muy amplia. No se ni cuando empezó ni cual es su final. La veo en las palabras de aquel antiguo maestro, Zoroastro, cuando dijo que la vida se basa en tres cosas; buenas intenciones, buenos pensamientos y buenos hechos y que el único pecado del hombre es MENTIR que es lo mismo que no ser sincero. Mi fe, la veo en los 10 mandamientos de Moisés y amor de Cristo y el desprendimiento de Buda y la hermandad de Mohammad, el sacrificio de El Báb y la unidad de Bahá´u´llah. Lo abarca todo y no la absorbe ninguno. Ver más.